La noche del uno de noviembre, en Pobladura de Aliste, se celebra la procesión de ánimas. Nace una noche de misterio y lamento. Tanto en Pobladura como en el resto de Aliste se tenía un temor especial a esa noche. Nadie permanecía en el campo, se guardaban los rebaños y por toda la comarca sonaban las campanas en señal de luto.Temores antiguos que han ido desaparciendo a lo largo del tiempo, pero que han dejado en este pueblo una bonita tradición.La procesión rememora aquellas creencias basadas en la vieja costumbre de rezar por la salvación de las ánimas del purgatorio, y antes de irse a la cama dejar una vela encendida con algo de comida y bebida, con la intención de que si el alma de un antepasado regresaba a la casa, viera que allí había luz y supiera que su familia no se había olvidado de el.

Rodeando el cementerio, que previamente se ha adornado con velas parte la comitiva haciendo las"estaciones" , donde se reza una oración, entre estación y estación el coro va relatando lamentos y penitencias en honor de los difuntos.Al acabar ha llegado el momento de entrar en el templo y antes de traspasar el umbral se pide permiso para acceder con el "ramo", que unas horas antes han confeccionado las vecinas; más de 30 velas, una tela morada y tres crucifijos montados sobre una estructura en forma de rombo. Una tradición que sobrecoje esa noche de difuntos.

Gracias a la asociación Aires de Aliste y a los vecinos de Pobladura por su disposición y buena acogida. 

 
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